Crónica de una nueva normalidad en la vida estudiantil

Eran las ocho y diecinueve de la mañana cuando la alarma de mi teléfono comenzó a sonar. Tomé el teléfono y lo primero que destacaba eran un total de diez mensajes del grupo de “semiótica”.

- Buenos días, ya despierten, así entren modorros – escribió el profesor.

Salté de la cama y sin importar las lagañas en los ojos, el cabello despeinado o mi cara moribunda, encendí la laptop y entré a la clase por Zoom. Dentro, observé la misma imagen de todos los días: La cámara del profesor alrededor de varias ventanas negras que destacan el nombre de usuario de cada estudiante. Giré mi cabeza y observé a mis dos hermanos, ambos también tomando clases por video llamada, compartiendo la misma situación.

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Las clases en línea han sido un parteaguas para los estudiantes en tiempos de pandemia, un reto con puntos de vista mixtos para los estudiantes pero aún más complicado para los profesores, quienes en la mayoría de las ocasiones imparten sus clases a una docena de cámaras apagadas.

- La verdad me intimida mucho la cámara, además que no tengo mucho espacio alrededor, por eso me siento más cómodo cuando está apagada, pero a veces me pongo a pensar en los maestros y cómo se sentirán impartiendo clases sin observar el rostro de sus alumnos – comentó Gustavo, estudiante universitario.

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Axel saca de su armario una camisa de vestir color negro acompañado de un saco del mismo color. Se dirige al baño, abre la llave del lavamanos y procede a lavarse el rostro, peinarse y cepillarse los dientes. Con camisa de vestir y saco puestos –y un short de playa- se sienta enfrente de su computadora. Nervioso, enciende su cámara, se prepara para su presentación de tesis. Al final la exposición es todo un éxito, Axel ya es todo un licenciado en música.

- Estuve solo en mi cuarto, fue muy raro titularse en línea, es una defensa de tesis, normal, como en todas las carreras, pero me sentí más presionado, sobre todo porque tuve problemas con el audio de mi micrófono y perdí tiempo configurándolo, pero pues al final salió bien – aclaró Axel.

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Explorando las redes sociales –sobre todo en Facebook y Twitter- me percaté que existe un debate entre los estudiantes y profesores sobre la obligatoriedad de tener la cámara encendida en las horas correspondientes. Algunos profesores son más flexibles, mientras que otros obligan a sus alumnos a posar delante de la cámara durante toda la clase. A pesar de las diferencias, nadie puede negar que la experiencia en las clases en línea dejara marca en la vida estudiantil y en el historial de las instituciones escolares y universitarias.