Amores Perros Crítica -Versión remasterizada por su 20 aniversario-
- elterc3rojo
- 9 nov 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 10 nov 2020
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*Contiene spoilers*
La primera vez que vi "Amores Perros" fue en un día de octubre del año 2015. Si mis cálculos no me fallan -naturalmente soy muy malo con los números- la vi a los 19 años. Ahora, cinco años después con 24 años de edad, tuve la oportunidad que parece una fantasía de todo cinéfilo: ver una película clásica y de culto en una sala de cine. No solo la disfruté más, no solo me di cuenta de la grandeza del talento de Iñárritu, también me percaté que jamás había visto realmente está película.
Bajo la aprobación del propio Iñárritu y de su director de fotografía, Rodrigo Prieto, junto con la colaboración de The Criterion Collection, Amores Perros se presenta con una restauración de color y sonido espectacular. Por lo tanto, si jamás has visto esta gran cinta, mi mayor recomendación es verla en el cine – a pesar de que se encuentre en Amazon Prime pero con la versión original del año 2000-.
Se ha dicho mucho –e incluso yo lo mencioné erróneamente en el 2015- que Amores Perros es el “Pulp Fiction” de Iñárritu. La estructura narrativa es muy similar, tres historias que se entrelazan en cierto momento de la historia, pero la ejecución de estas historias y la carga simbólica que lanzan es lo que la diferencia de la cinta clásica de Quentin Tarantino.
Como dije antes, Amores Perros, ópera prima del director Alejandro González Iñárritu, une tres historias -que podrían funcionar perfectamente como tres películas distintas- mediante un accidente automovilístico brutal y gráfico. Las tres historias presentan personajes muy distintos entre sí, sobre todo en el aspecto social y económico; sin embargo, las tres historias comparten la tragedia y una moraleja representada a través de los perros, pues, en cada historia, hay perros que forman parte de la vida de sus protagonistas. ¿Otro aspecto interesante? Los perros funcionan como un espejo de sus propios dueños.
En la primera historia, “Octavio y Susana” seguimos el día a día de ambos personajes, principalmente desde la perspectiva de Octavio, interpretado por un joven Gael García Bernal. El ambiente social en los que viven estos personajes queda muy remarcado en el lenguaje, música e incluso en la fotografía, la cual es más frenética y claustrofóbica en comparación con las otras dos historias restantes. Octavio vive junto con su madre, su hermano y Susana, pareja de su hermano. La familia de clase media no solo se encuentra en un momento crítico a nivel económico, también se enfrentan al excesivo abuso y violencia del hermano de Octavio, quien después de terminar su turno trabajando en un supermercado, decide ganar unos cuantos billetes asaltando tiendas. Esto hace que Octavio, profundamente enamorado de Susana, decida planear un escape involucrándola.

Octavio se involucra en el negocio de las peleas de perros utilizando a su mascota “Cofi”. Victoria tras victoria, el dinero comienza a emerger, todo gracias al abuso y sangre derramada por dos animales forzados a pelear. La violencia dirigida a su perro converge con la propia vida de Octavio, desde los abusos de su hermano hasta el choque mortal que lo deja cubierto de su propia sangre.
La siguiente historia se siente como una fantasía y su carga simbólica es más obvia que la historia de Octavio. “Daniel y Valeria”–la perspectiva de la clase alta-. Daniel, jefe de una revista quien engaña a su mujer con Valeria, una bella modelo española. Daniel decide vivir junto Valeria y su perro Richie en un pequeño pero lujoso departamento con una vista perfecta a un espectacular que expone una extravagante fotografía de Valeria como modelo de una marca. Todo se sale de control cuando Valeria es víctima del accidente automovilístico causado por Octavio, dejando una de sus piernas completamente arruinada, forzándola a andar en silla de ruedas y en muletas.

Las cosas se vienen aún más abajo cuando el perro de Valeria cae en un hoyo dentro del departamento ocasionado por la propia mujer. He aquí cuando Iñárritu decide perderse por completo dejando a lado los estratos sociales, perdiéndose en el tiempo y espacio enfocándose en como una pareja se va quebrando poco a poco hasta llegar a la locura total. El perro se encuentra atrapado y encerrado en un hoyo al igual que la relación de ambos. Mientras más destruyen el suelo para encontrar al pobre animal, la llama del amor se va apagando.
La última historia, “El Chivo y Maru” combina ambos mundos –clase social baja y alta- a través de los ojos de un vagabundo solitario que, en su vida pasada, fue padre y guerrillero. El Chivo vive en lo que parece ser una vecindad completamente abandonada, rodeado de perros callejeros y dedicándose plenamente a matar personas por encargos y dinero. El Chivo es testigo del choque vehicular y decide salvar la vida de Cofi –el perro de Octavio-. Después de sanar y al ser un perro acostumbrado a las peleas, Cofi ataca a todos los perros callejeros que acompañan al Chivo. Este acto sangriento y de naturaleza animal termina siendo un acto casi espiritual y reflexivo en la vida de Chivo, pues su propia vida y actos se ven completamente reflejados en los cuerpos de los pobres perros asesinados y en el propio Cofi, invitándolo a cuestionarse sobre sus actos, sus errores y el futuro de su vida.

Amores Perros retrata de manera realista la vida caótica de la Ciudad de México a través de una cinematografía que nos hace sentir parte de este caos gracias al uso adecuado de la cámara en mano, ambientados con una banda sonora melancólica del gran Gustavo Santaolalla junto con canciones populares de los años 2000 –hay una escena en donde vemos al Chivo caminar por fuera de un karaoke-bar, se escucha de fondo “La vida es un carnaval” de Celia Cruz y la carga simbólica es maravillosa- y unas interpretaciones magistrales y profundamente emocionales por parte de todo el elenco.
Amores Perros es una de las mejores películas mexicanas que he visto, es absolutamente poderosa y brillante.

Autor: Enrique Silva Fernández Me gusta compartir mi opinión por las redes sociales, no soy un experto ni un crítico profesional, solamente soy un adicto a las películas y a los videojuegos.
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